DESMONTAR ALCALDIAS Y GOBERNACIONES
La propuesta de Aristóbulo Istúriz de “desmontar” gobernaciones y alcaldías para poder avanzar en la construcción del nuevo Estado, debe ser entendida desde la idea de crear el Estado Comunal, donde la participación ciudadana protagoniza los asuntos públicos a través de las diferentes formas de organización social, que dan base al Poder Popular.
Es en el marco ideológico, político e incluso legal, que la propuesta de Istúriz tiene fundamento, sentido, y razón de ser, porque desde la perspectiva constitucional “no tiene vida”. El Estado venezolano es Federal y descentralizado, con un poder público distribuido verticalmente en tres instancias territoriales, que no se pueden “desmontar” sin autorización constitucional.
Sabiendo que la Constitución no permite “desmontar” alcaldías y gobernaciones, el planteamiento de Istúriz es pertinente, válido y un reclamo de las bases de la Revolución en el plano ideológico y político, porque en 11 años de proceso revolucionario, la gestión administrativa de alcaldes y gobernadores en nada difiere del modelo puntofijista y de nada han servido las orientaciones y directrices emanadas al respecto; incluso, no se han tomado en cuenta las alternativas de cambio, que han sido previstas en las leyes dictadas después de la Constitución.
Tal como lo plantea Istúriz, es indispensable “desmontar” el modelo burocrático de gestión que vienen repitiendo alcaldes y gobernadores, porque sus actuaciones responden a la lógica de los grupos hegemónicos de poder, como únicos actores de la democracia representativa, la cual contradice el mandato constitucional de la participación ciudadana. Y para hacer el desmontaje de ese modelo, solo bastan iniciativas, ideas y las alternativas de cambio que ofrece la ley, dirigidas a transferir poder, recursos y competencias al Poder Popular.
En otras palabras, hacer el “desmontaje” del vigente modelo burocrático significa innovar, probar, experimentar y arriesgar, dentro del mandato de la Constitución y la ley, confiando en el Poder Popular, pues la administración de los fondos estadales y municipales, repitiendo los viejos esquemas de la burocracia venezolana, impide el avance de los cambios planteados en la misma Constitución y en la profundización del modelo socialista, legitimado por la voluntad popular.
En el caso del Poder municipal y aplicando el Principio de la Autonomía Política, se pueden crear instancias y sujetos de descentralización, promoviendo la participación ciudadana que permitan transferir recursos, competencias, tareas y servicios, perfectamente ejecutables por las organizaciones del Poder Popular tales como los Consejos Comunales, las mesas técnicas o los grupos sociales organizados para el trabajo comunitario.
De la misma forma, es posible avanzar en el “desmontaje” del municipio actual, sin liquidar la institución ni sus órganos, creando diversidad de regímenes municipales como lo prevé la ley, según sus particulares características sociales y culturales, desarrollo económico, población, situación geográfica y otros factores relevantes.
Por esta vía, sería posible liquidar el municipio “standard” que hoy tenemos para abrir paso a diferentes regímenes de organización, administración y gobierno local, en consonancia con los planes de Desarrollo del municipio, del estado y la Nación.
Aristóbulo tiene la razón. Tienen la palabra los alcaldes y alcaldesas para que, por fin, la Revolución comience a construirse desde el municipio, transfiriendo de verdad poder al Pueblo.
Fredy Contreras, profesor Estudios Jurídicos Misión Sucre-UBV y Vocero del Frente Universitario Socialista
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