domingo, 5 de junio de 2011

El Hamlet colombiano


Alberto Pinzón Sánchez (especial para ARGENPRESS.info)

La gran urbe (parroquial) de Bogotá amaneció sobrecogida el 29 de mayo del 2011, por la columna del condueño y orientador del diario de Planeta El Tiempo: …“Enrique Santos rompe un largo silencio (como sino supiéramos que es él quien le dicta los editoriales diarios a Pombo) para hablar de su hermano presidente, desde que, siendo subdirector de El Tiempo se lanzó hace 20 años a la política”….http://www.eltiempo.com/politica/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-9481305.html.

A nadie sorprende que los periodistas bilingües o educados desde niños en anglosajonia, remplacen el cuando, o el donde, o el cuyo o incluso el como, heredados por el castellano directamente del latín, por el reducidor vocablo inglés “that” que une la cosa con el tiempo y con el espacio. Pero en este caso, tratándose de uno de los decanos cultores de nuestro bello pero maltratado idioma; remplazar el “desde cuando” por un “desde que”; predispone desde el comienzo. Sin embargo, no se debe ahorrar esfuerzo en leer esta esclarecedora pieza política, llena de amor familiar clanil, destinada a mostrar sin querer queriendo a JMS (como él lo llama) en un atormentado Hamlet criollo de “impecable dicción”, transido y desgarrado por el gran dilema existencial de ser (o seguir siendo Uribista) o dejar de serlo. Para que los cipayos me entiendan: “To be or not to be”.

Mandar (como el gamonal del Uribérrimo) o gobernar con la tercera vía de su admirado Tony Blair. Pero por sobre todo, sin echar a pique la Unidad Nacional de financieros transnacionales, banqueros, narcos, terratenientes, militares y paramilitares con sus políticos y gremios; amasada con tanto esmero por Uribe Vélez con el apoyo estadounidense. Ser servil, o servicial “timoneando diplomáticamente”. Mantener la independencia de la (esa sí) honorable Corte Suprema de Justicia respetando plenamente sus fallos jurídicos, como en el caso de la lámpara de Aladino de Raúl Reyes, o perseguir a los magistrados, chuzarlos e infiltrarlos con la Policía Política .

Respetar el fallo del Consejo de Estado sobre la toma de la base militar de las Delicias, por las FARC hace 14 años, que pone una vez más al descubierto y descarna la antigua estrategia del Militarismo colombiano de NO resolver el conflicto armado sino dejarlo podrir para “administrarlo”, incluso sacrificando cruelmente soldados y militares, con el fin asqueante de continuar recibiendo la jugosa “ayuda” Estadounidense en armas y dólares; o segur tapando todo por otros 15 años más, como lo exigen el ministro de defensa Rivera y el tan conocido como terrorífico general Bedoya.

Sacar a flote la canoa rota de Colombia heredada de Uribe Vélez (también artífice de la ley 100 de 1993 sobre Salud) que está zozobrando aceleradamente o mejor naufraga, en el mar mezclado de corrupción y podredumbre moral, sangre y agua verdadera que su hermano llama con aire napoleónico el “General invierno; destinando los recursos necesarios para socorrer a los millones de damnificados y rehabilitar el desastre en todo el país; o como le recomienda Enrique (citando la encuesta de la firma estadounidense Gallup sobre seguridad) seguir invirtiendo el 6% del PIB en una guerra contrainsurgente geo-estratégica sin perspectiva ninguna, y con unas “Fuerzas Militares no compactas, con brotes de malestar y desmoralización que algunos estimulan”. El tan bueno y experimentado periodista no le dice quien, pero en su pieza habla con ironía de los “Caballeros y Mariajimenas, Orozcos y Zuletas, Bejaranos y Gardeazábales” . El viejo truco oligárquico bogotano de referirse a Santander para que lo entendiese Bolívar.

En breve: Resolver urgentemente el viejo conflicto social y armado colombiano que no da más espera, por la vía de la Solución Política para construir una nueva Colombia civilizada como lo ha planteado claramente, ya no el secretariado de las FARC, sino todo su estado mayor central (EMC) en su ultimo comunicado; o NO resolverlo para seguir en lo mismo y con las mismas. He ahí el verdadero dilema mi estimado Hamlet bogotano.

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