sábado, 21 de abril de 2012

Las Trochas de los Gobiernos del Táchira



El  Puente  de  Táriba  y  las  trochas
          
                                                             Omar Tapias Medina

Hace un par de días colapsó  el viaducto de Táriba, puente de la Autopista que une a San Cristóbal con Táriba y Cordero. Nunca habíamos pensado que éramos tan frágiles y dependíamos tanto de una arteria vial. El no darnos cuenta de ello, se hace válido para el común de los mortales.
Sin embargo, los que no gozan de este privilegio, son aquellos quienes se creen no comunes, tal como lo sienten en sus almas de elites, los que asumen puestos “de dirigencia política”. El asunto ahora, no está para ponerse en el plano de echar culpas, sobre  quién desatendió el mantenimiento de las bases de esta gran vía.
Pongamos los errores o echémosle las culpas al agua, acusemos a las lluvias, a la naturaleza, o a Dios, y que de ello queden exentos el Psuv, Copei, AD, las Universidades, el Gobierno Nacional, el gobierno Regional y el gobierno Municipal.
Pensemos por un momento, que fue una vaina fortuita. Que ahora el asunto no es acusarnos como chinos estúpidos, que si fue culpa suya o mía. Pensemos que fue Dios que nos cobró el hecho de portarnos mal y que ahora como buenos hermanos le echaremos bolas entre todos para salir de ese ‘barranco’ y redimirnos ante el gran señor. Pensemos un ratico, que si el viaducto de la autopista, fuese gente, el tipo nos perdonó y que lo único que quiere es que lo ayudemos.  Pero el caso está en preguntarnos, si las actuales trochas…,   -esas por las que nos metemos y estamos utilizando en largas colas de dos a cuatro horas para escapar de San Cristóbal,  …tendrán la misma disposición de perdonarnos ?
Habría que preguntárselo a la destartalada y vieja Carretera Trasandina, que une a San Cristóbal con Cordero o, a la vieja Carretera del Táchira, que unía a Providencia de Zorca con Las
Margaritas de Táriba.  Si esas dos carreteras fuesen gente, ni de
vaina nos perdonarían, ya que el descuido es histórico. Les voy a decir el porqué. Al caerse el puente de Táriba, se cayó el telón que encubría los pecados de todos. Allí los comunes mortales,  encontramos con los calzones abajo, tanto a la oposición como al gobierno nacional. Todos corretean con su mentalidad colonial, con la falta de ‘cultura’ y la escasa formación política, los pocos mecanismos funcionales y la  carencia de soluciones expeditas.
El viaducto se cayó para destapar la olla de la inoperancia gerencial, común a todos y evocar viejos recuerdos. Muchos de ellos languidecen por el tiempo y por la flojedad gerencial y de compromiso histórico.  La vieja carretera del Táchira la encargó el dictador Gómez, en el año 1911, para evitar los largos caminos  a través de  las enhiestas  montañas andinas  y llegar a San Félix, a tomar el tren.

Se evitaría así pasar por diversas quebradas y empinadas cuestas entre  San Juan de Colón, Michelena, Lobatera y las escarpadas montañas de Mochileros, por cierto, hoy hermosamente asfaltadas, lo que hace más hermoso ese peculiar paisaje. Antes por ahí, por lo que llamamos la Casa del Padre, era camino  de arrieros. Por ellos transitaron muchos buscadores de oro o de libertades, pero todos obligados a tomar caminos escurridizos y peligrosos, por más de 14 leguas, cuando se quería escapar del Táchira, en busca de otros aires. Llegó así en 1913, la Carretera del Táchira, la cual nos alejó de las penurias y los barrancos.
Esta vía inició sus primeros 50 kilómetros en 1911 en Paraguito,  para continuar  a La Mesa,  Caliche, La Colorada, Colón, La Jabonosa, bajar hacia La Chiriría - San Pedro del Rio, en lo que ahora son tierras de los nietos de Zacarías Medina. Empinada cuesta se buscaba en el actual punto de La Victoria, que nos bifurca hacia Ureña y la otra hasta el sector de Las Minas de Lobatera. Todavía se observa la talla sobre una roca de más de trescientos metros de largo en el sector de Pozo Azul, se sigue por Cazadero, Boca de Monte, Momaria y Palo Grande.  Llegados a ese punto se bajaban otros treinta kilómetros por Catarnica, Toituna, Caneyes, en donde se bifurcaba la carretera vía  Palmira… hacia Las Vegas de Táriba;  se buscaba Arjona, La Toica, Machirí, La Vichuta, Pueblo Nuevo, La Parada y La Romera, hasta llegar a San Cristóbal, en un día de 1913. La otra vía construida, salía de Caneyes, Margaritas de Táriba, Providencia de Zorca, Mirador, Puente Real y pasa por el Cementerio Municipal de San Cristóbal, para luego atravesar el Puente Niquitao. Sólo tramos son hoy  estas viejas vías, la desidia o la misma dinámica Caraqueña hizo olvidar estas vías. La antigua Carretera Trasandina, tomando  los caminos de la vieja carretera del Táchira, en 1925 se prolongó hasta el Páramo La Negra, y buscando los aires del Estado Mérida, nos llevó a Caracas y unió a San Cristóbal con Cordero y El Zumbador. Hoy con la caída del Puente de Táriba, se cayó el telón, aparece la desidia y aflora nuestra mente colonial, mostrando una historia llena de baches, escombros y puentes caídos. La carretera de Providencia - Zorca, responsabilidad de la alcaldesa de Táriba,  es un botón ‘de honor’ para la mala gestión de las vías del Táchira, responsabilidad de la gobernabilidad de ahora y de antes, y no dejemos de mirar a los diputados de la región. No sólo se cayó el tramo de la autopista, sino igualmente el telón que encubría la desidia.  A las élites políticas las tomó la sorpresa y les tumbó sus máscaras. Hoy al vernos obligados a tomar esas pésimas  trochas, un gran grupo de tachirenses estamos viendo boquiabiertos ese país que escondemos. La Carretera Trasandina a la altura de Gallardín, se encuentra derrumbada desde hace más de seis meses; el puente entre Providencia y Táriba, rendido sobre el lecho del río, desde hace más de un año; carreteras destartaladas, llenas de basura y porquería, es lo que vemos, sin a veces creerlo. Pareciera que los entresijos de la montaña taparan los techos de cartón.  San Cristóbal no es Vargas y menos Caracas. De seguro pasará un largo rato, en el que tendremos que ‘mamarnos’ largas colas  por la carretera de Capacho, buscar estas trochas y reconocer que muchas cosas como éstas, escondemos o nos esconden, tanto revolucionarios como oposicionistas.  Un saludo a “Vida Los Andes” y al “Instituto de Vialidad del Táchira”, por mostrarnos como alternativa, para salir de este peo, los viejos caminos de los bucólicos arreos de mulas. Pero no desesperen, al final de cuentas, tienen que compartir con muchos sus culpas… y como “la culpa es de todos”, quizás hasta Dios nos perdone.

*Dr. Omar Tapias Medina*

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