Venezuela / Julio Romero Anselmi: Contra propaganda
Difunden en VTV una especie de definición de la quinta columna que no se corresponde con lo que en realidad es. Ese término, quinta columna, sí es cierto que fue empleado por primera vez cuando la Guerra Civil Española (1 936-39), pero la columna no existía como formación militar entre los bandos en pugna (republicano y nacional-falangista), se hacía referencia a los infiltrados que, contrarios al régimen republicano, formaban parte de las tropas republicanas cuando el asedio y asalto a Madrid, existe un filme que ilustra ese suceso bélico.
Quintacolumnistas han existido desde hace muchísimo tiempo, son los infiltrados, los mimetizados, los camuflados. Aquí, en Venezuela, abundan en las filas del Psuv, son mercenarios completos o a medias cuyo atuendo y discurso “revolucionario” les permite socavar a placer y robar y estafar.
Ahora, cuando está activada la campaña electoral previa a la votación del domingo 26 de septiembre 2 010, incursionan en el ámbito de la propaganda y la publicidad, basta con oír y ver las “cuñas” en radio y televisión rotuladas con las siglas del Partido Socialista Unido de Venezuela y las de los medios impresos, hojas, trípticos, pancartas, vallas y murales: pésimas todas, planas e inexpresivas, sin fuerza ni contenido afín a la meta electoral popular, como si se quisiera desdibujar a los candidatos (aparecen en solitario) para que nadie los tome en cuenta.
U obedece a un plan de profusa difusión para minimizar a los candidatos bolivarianos a diputados nacionales, o es que la creatividad de los artistas gráficos contratados raya en la nulidad acá en el Táchira y en Caracas. A esta solapada contra propaganda se suma la ofensiva de los medios comerciales de divulgación informativa, cuya línea editorial es aumentar los defectos y carencias y amplificar el amarillismo o periodismo sensacionalista (crónica roja) distanciado de la ética plasmada en el código del Colegio Nacional de Periodistas vigente en Venezuela.
Dos tercios (109) de los 165 diputados que constituyen la Asamblea Nacional de legisladores a favor del gobierno bolivariano, es muy poco si se toma en cuenta a quienes por cualesquier motivo se escinden lesionando la unión. Tres cuartas partes (123-124) de las curules del Parlamento Nacional que apoyen al proceso de transformación y transición, es la cantidad adecuada para que no confronten problemas de obstrucción, sabotaje, desviación y conspiración. Los aspirantes de quienes se oponen a este gobierno son aéreos, artificiales y muy poco conocidos, pero la pobre y mala utilización de la propaganda y la publicidad por parte de la gente del gobierno, de seguir así, pondría en apuros al sistema gubernamental.
Mas quien estime en 100 o más parlamentarios opuestos al gobierno está gravemente disociado, o le pagan por pregonarlo, o confía a pie juntillas en las engañosas encuestadoras de análisis electoral que daban ganador al lituano Antanas Mockus en Colombia, diagnóstico empresarial denominado “paquete colombiano” o copia mejorada del conocidísimo “paquete chileno”. Mientras tanto, la crisis climática, el deterioro ambiental, los efectos del programa Haarp y la creciente posibilidad de guerra termonuclear mantiene en vilo a la vida en la Tierra.
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