lunes, 12 de marzo de 2012

La clase de la mitad del medio...


Las “preferencias políticas” de los estratos medios
(O la “explicable” Clase Media or Middle Class)

Como es conocido, el estrato medio es un estrato de la población cuyo poder sobre los estratos inferiores es un poder delegado por los estratos de los que depende; poder que sólo podrá mantener con su acatamiento y lealtad a éstos.
Los sociólogos suelen referirse a este estrato como un colchón entre aquellos que detentan el poder y los que carecen de él. Esta carencia produce insatisfacciones en estos últimos estratos, mencionados en la literatura como inferiores. Cuando los estratos inferiores adquieren conciencia de clase, su lucha se orienta a modificar las relaciones de poder existentes. Pero quienes desarrollan una falsa conciencia sólo defienden los intereses de aquellos que detentan el poder; por eso se orientan políticamente y votan en las elecciones por lo que conviene al amo.
Dada la situación de los estratos medios, donde prima la lealtad al estrato superior, temen cualquier cambio que podría significar la pérdida de la cuota de poder alcanzada. Esa oposición al cambio los convierte en defensores del statu quo, lo cual racionalizan con argumentaciones verosímiles (no verídicas), en oposición a quienes preconizan el cambio.

Presión del medio
También debemos tener en cuenta que dentro del estrato medio no se admiten ni los herejes, ni los apostatas. Es obligatorio mantener lealtad al grupo, de manera que si alguien emite una opinión que contradiga la mayoritaria, y en particular si se manifiesta de conformidad con quienes quieren el cambio, la oveja negra en cuestión es segregada. Por eso aquellos que no comparten la opinión mayoritaria del estrato corren riesgos como los de perder sus amistades, ser relegados en su trabajo o ser aplazado por sus profesores. Con frecuencia tendrá que oír que le digan:  ‘yo creía que tú eras inteligente’. Este riesgo de exclusión facilita la solidaridad entre miembros de los estratos medios:  buscará libretos que sean aprobados por la mayoría de su estrato, leerá sólo periódicos que defienden la política de los estratos superiores y verá y oirá los programas de radio y TV que más aceptación tengan en el medio.

Percepción selectiva
Si a eso le agregamos el ingrediente de la percepción selectiva, completamos la razón por la cual, en la coyuntura preelectoral actual, es absurdo que quienes promueven el cambio utilicen sus esfuerzos tratando de lograr el apoyo electoral de sectores importantes de los estratos medios. Pues para éstos, lo más importante es oponerse al cambio. Porque aunque el opositor al cambio sea un burro (como aquél que no creía en cantos de ballenas ni le pedía peras al horno), o mienta reiterada y descaradamente, recibirá el apoyo electoral de la mayoría de los estratos medios.
Sólo un pequeño sector de dicho estratos podría eventualmente superar la irracionalidad y hacer un análisis más objetivo de la realidad. Pero el análisis de la conducta de ese pequeño sector es un tema aparte. Tal conducta podría estar relacionadas con actitudes altruistas o con intereses crematísticos originados en su historia personal, o para tratar de ser coherente con la ideología sostenida durante sus luchas estudiantiles, o por tener un carácter contestatario, o simplemente por búsqueda de poder y/o enriquecimiento poniéndose del lado del gobierno, etc. De todas maneras, ese pequeño sector estará fuertemente presionado por sus familiares, amigos y compañeros de tareas para sumarse al credo de la mayoría del grupo.
En relación con la percepción selectiva, debemos vincularla a artículos como “El cerebro es fácil de piratear…” y otros que se han publicado en relación con lo que llegan a percibir nuestros sentidos, los cuales “reconstruyen” la realidad pues, en buena medida, son sólo capaces de percibir aquello que previamente creíamos…  que no necesariamente es lo que de verdad está pasando.
Con frecuencia ocurre que sólo prestamos atención a un aspecto muy limitado de la realidad. Tienen ya más de 50 años los famosos estudios efectuados con sapos jóvenes y sapos viejos. Poniéndoles electrodos en el cerebro se mostró que los sapos jóvenes percibían todo objeto en movimiento. Por el contrario, en los sapos viejos los electrodos sólo detectaron percepción ante la presencia de una posible presa, un peligro, o un compañero sexual. Ni siquiera veían el resto de los objetos en movimiento. Este experimento muestra un caso extremo de percepción selectiva:  lo que no interesa ni siquiera se percibe.
Pero lamentablemente otros experimentos muestran efectos similares en otras especies, y muy particularmente en los humanos, quienes tomamos de la realidad sólo aquello que nos interesa y donde la percepción está fuertemente moldeada por ideas y valores previamente adquiridos, con fuerte énfasis en aquellos adquiridos en los primeros años.
Son impactantes los experimentos efectuados con fanáticos de los partidos tanto republicano como demócrata de EEUU:  Se les hace oír un discurso grabado por alguien que imita muy bien la voz de su respectivo líder. Durante el discurso, el supuesto líder cae en flagrantes contradicciones, o dice un disparate tal que cualquiera que de verdad lo estuviera oyendo no podría dejar de percibirlo. Pero el escucha fanático no percibe ni las contradicciones ni los graves errores cometidos por el locutor y sólo se evidencia una reacción: luego de ignorar a nivel de la percepción las contradicciones, o el disparate, el organismo descarga endorfinas (la hormona del placer). Es como si el individuo se felicitara por haber bloqueado la perturbación de sus creencias. Y todo esto ocurre sin que el individuo se dé cuenta.
En suma, Todos somos esclavos de nuestras propias creencias, en buena medida determinadas por nuestra historia previa. 
                                                                                                            Mario  P.

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